El pasado año compró la firma aragonesa Arjolabel para crecer en el norte de España.
La empresa sevillana Etiquetas Macho —dedicada a la fabricación y diseño de etiquetas— ha incorporado ya a la tercera generación familiar al negocio y se prepara para la celebración de su 60 aniversario el próximo año. Esta compañía, fundada en 1954 en Morón de la Frontera por Juan Macho Hernández, y hoy regentada por su hijo Juan Macho Rodríguez-Buzón, fabrica anualmente más de 1.000 millones de etiquetas adhesivas, encoladas y sleeves retráctiles (envoltorio plástico que se adhiere al bote por calor) para vestir los recipientes de todo tipo de productos. De esta ingente cantidad, aproximadamente el 50% va destinada al sector oleícola (como el aceite de oliva y las salsas), según destaca Juan Macho Rodríguez, miembro de la tercera generación y comercial de la firma, que explica esta circunstancia «por la zona geográfica en la que nos encontramos».
El resto de la producción se dirige a los segmentos de perfumería-cosmética, alimentación no ligada al olivo, vinos y licores, productos de limpieza y fitosanitarios, entre otros. Hasta el momento, la empresa ha dirigido sus miras al mercado nacional, donde logra el 98% de sus ventas (que en 2012 ascendieron a 16,8 millones de euros, cifra que prevé elevar en torno a un 3-5% a finales de este ejercicio). Sus plazas preferentes son Andalucía, Extremadura, Comunidad Valenciana y Aragón.
En esta última región se hizo en mayo de 2012 con el 75% de Arjolabel Etiquetas. Con esta adquisición vino a complementar la tecnología existente en la factoría sevillana «y a tener un acceso más directo al mercado del norte de España», según argumenta Macho.
Mientras que en la fábrica de Morón cuentan con 10 líneas de producción y 120 empleos, la aragonesa se limita a una línea y cinco empleados. El mercado internacional se circunscribe, en su mayoría, a una simbólica relación comercial con Curaçao, que aporta el 2% de la facturación. A esta isla caribeña llegó Etiquetas Macho «por pura casualidad y casi sin buscarlo».
Juan Macho recuerda que su ahora cliente, dedicado al sector de las bebidas, «compraba el producto y las etiquetas en Jerez, pero su proveedor cerró y cogimos la vacante; de esto hace ya más de diez años y seguimos con una excelente relación».
Por el momento no se plantea incrementar su presencia en el mercado internacional. A su juicio, su trabajo se sustenta en buena parte en el contacto personalizado y rápido con el cliente, y la lejanía no parece la mejor fórmula para conseguirlo, «aunque hay plazas interesantes», matiza Macho.
Un traje a medida:
La labor de Etiquetas Macho es hacer «trajes a medidas» del cliente y, en función de estas necesidades puntuales, invierten en tecnología. Dependiendo de a qué sector se dirija sus etiquetas difieren en calidad y precio. Las más sofisticadas y cuidadas son las destinadas a la «perfumería y la cosmética, que miman más el envoltorio del producto». El pasado año inauguró unas instalaciones en el polígono empresarial que lleva el nombre del fundador y en el que invirtió más de 5 millones.